Autoclub nº 242 Mini repo

Julieta Díaz: “El paso de los años tiene sentido si uno se vuelve más sabio”

La actriz acaba de estrenar protagónico en el prime time de Telefe con Pequeña Victoria, una tira que pone en foco temas de época como la maternidad subrogada y la vida de las personas trans.


Feliz de volver a la tele, cría a su hija Elena, de 4 años, y está en pareja con el humorista gráfico Juan Matías “Tute” Loiseau. Si bien no paró de trabajar desde que fue mamá, estuvo más dedicada al cine que a la televisión, y recién ahora tomó la decisión de aceptar un protagónico diario. “Es difícil el ritmo, pero fue una oferta a la que no pude decir que no. Creo que es necesario hablar de estos temas hoy, sobre todo en un canal líder y en horario prime time”, dice Julieta, que viene de ganar el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Gramado por su papel en La forma de las horas, de Paula de Luque.

¿Creés que se puede interpelar al público y generar algún cambio desde la ficción?

Sin dudas. Y creo fundamental hablar de estas nuevas femineidades y de estas nuevas formas de materni-dad. De todas las nuevas maneras del amor, sea romántico o de otro tipo. La ficción impulsa a cambiar cosas en la sociedad y creo que esta historia lo va a hacer.

Como madre, en cuanto a la crianza de tu hija, ¿te interpela también?

Una como madre, y también como padre, está aprendiendo minuto a minuto siempre, porque de eso se trata. Y estás todo el tiempo hacién-dote preguntas que no te habías hecho y tenés que trabajar sobre vos, tus concepciones del mundo, lo que aprendiste y lo que querés que vea tu hija. Educar en libertad no es fácil, pero es el desafío que tenemos. Si no, ¿qué les vamos a dar?

¿Sentís que te transformó la maternidad?

Creo que hay mucha idealización todavía. Puedo decir que obviamente te cambia la vida y las prioridades, y que se profundizan muchas experiencias. Pero no creo que la maternidad sea lo único que te lleva a eso. No hace falta ser madre o padre para profundizar en la vida. El tema es que el paso de los años tiene sentido si se trata de avanzar, crecer en ser más sabio, tener más sentido del humor, más aceptación, más piedad. ¡Para llegar a la muerte lo mejor posible¡ [se ríe]. No hace falta tener hijos para ser una persona profunda y sabia.

Las protagonistas de Pequeña Victoria

¿Qué descubriste de vos?

La maternidad saca lo mejor o lo peor de uno. O lo mejor y lo peor. A veces me siento la persona más generosa del mundo y otras la más miserable y egocéntrica. Puedo ser una bruja enojada o todo lo amorosa que nunca fui. Y el tema es que uno tiene a alguien enfrente que se lo está marcando. A mí me pasa que pienso en cómo ser más paciente, en cómo vivir con menos culpa, cómo ser mejor madre pero también mejor persona para ser mejor madre.

En tantos años de fama, ¿cómo lograste mantener tan bajo perfil, incluso cuando te separaste y también con tu hija?

Por suerte, no sé bien por qué, a la gente no le interesa esa parte de mí. No sé si yo hice mucho. No soy de exponerme en lo personal para nada. Pero tampoco vivo con paranoia. Y mi separación se supo mucho después de que pasó. Es más, lo conté la primera vez que me lo preguntaron en una nota. Uso la exposición, en las redes o en las notas, desde un lugar muy sincero y verdadero. Sin estrategia. Sin contar cosas de mi vida privada. Sin montar un personaje.

Decías que una historia puede cambiar la sociedad. ¿Qué cambio te gustaría ver en la sociedad?

A mí me parece que hoy el secreto, la verdadera grieta que hay que romper es la que está adentro nuestro. Siempre digo que no necesito ser igual a otro, desear lo mismo que otro, tener los mismos miedos, para empatizar. Puedo entender y respetar –hago ese trabajo–, a alguien que tenga otros deseos y miedos. Eso es lo que socialmente nos va a salvar y nos va a hacer verdaderamente diversos y plurales. •