Toda la verdad
De Karen Cleveland
(PLANETA)
Viv es madre de cuatro hijos e integra el equipo de la CIA encargado de detectar terroristas y espías extranjeros que accionan en los Estados Unidos. Un día descubre fotos digitales de agentes rusos. Y, horror, uno de ellos es Matt, su esposo. Así se inicia esta novela de Cleveland, quien a través de su protagonista cuenta lo que empieza a pasar en su vida, alternando entre el engaño, el presente y vistazos a hechos del pasado que construyeron una red de mentiras. Tal historia engancha fácilmente por la trama, por la sencilla narración de la autora, por lo cotidiana que es la voz de Viv. Y es difícil para el lector no acompañarla en la crisis que atraviesa, e ir descubriendo cuáles serán las decisiones que tomará para salir adelante, o hundirse en el miedo y la depresión.
Mi planta de naranja lima
De José Mauro de Vasconcelos
(EL ATENEO)
Esta novela del brasileño José Mauro de Vasconcelos es un regalo extremo para toda persona que ame la literatura. Se la conoció en 1968, atrapó a millones de lectores en todo el mundo, en muchos idiomas. Acaba de ser reeditada. Los especialistas coinciden en que es una obra que está en el más alto sitial de las letras latinoamericanas, al igual, entre otras, a Cien años de soledad, de García Márquez; a Rayuela, de Cortázar; a La fiesta del chivo, de Vargas Llosa, a Yo, el supremo, de Roa Bastos, a “El Aleph” y otros cuentos de Borges. ¿Qué tiene este libro para destacarse así? Realismo, ternura, poesía. Todo junto, a través de un niño que está creciendo entre el asombro, penas y alegrías, contándole todo a su mejor amigo, el tronco de una humilde planta de naranja lima.
El nervio óptico
De María Gaínza
(ANAGRAMA)
La lectura de esta admirable mezcla de autobiografía, crónica social y aguafuerte provocará indudablemente un enorme placer al lector. Escrita por una especialista en arte, descubre una voz originalísima que despliega recursos literarios con amplia sutileza. Es un libro hecho de miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron, sobre las vivencias de ellos y sobre los vínculos que existen entre una obra pictórica y quien la contempla. Es lo que ocurre cuando imágenes plasmadas, entre otros, por El Greco, Alfred de Dreux, Cándido López, Foujita, Modigliani, Pablo Picasso y Toulouse-Lautrec impactan a la narradora y la conducen a complejas sensaciones en su historia personal y familiar.
Vivir Venecia
De Abel Posse
(EMECÉ)
En este libro de recuerdos su autor retrocede en el tiempo cuando, siendo embajador, aceptó un cargo despreciado en el Ministerio de Relaciones Exteriores: cónsul argentino en Venecia. Y afirma que lo hizo para alejarse de la violencia irracional y homicida que se padecía en nuestro país en la década del 70. Asegura que nunca se arrepintió de eso al residir en un palacio con humedades de siglos y orines de gatos, gozando allí una fiesta cultural que duró seis años, compartida con su esposa, su hijo y especiales visitantes: entre otros, Ernesto Sabato (amenazado de muerte por la Triple A), Manuel Mujica Lainez, Andy Warhol, Jorge Luis Borges (ya convertido en una estrella mundial) y el alcohólico poeta ruso Joseph Brodsky, Premio Nobel de literatura, enamorado hasta el caracú de una singular y caprichosa aristócrata italiana.
