Autoclub n° 254 La ciudad

Ausencias

Cinco edificios históricos que ya no están, la desaparición del patrimonio arquitectónico se conserva en algunas imágenes o en la memoria de los estudiosos de la historia edilicia de la ciudad

El Teatro Circo Coliseo Argentino                                                  

Marcelo T. de Alvear 1125

Todos conocen el Coliseo, ubicado en la calle Marcelo T. de Alvear entre Cerrito y Libertad, centro estratégico de grandes espectáculos musicales, pero no es la construcción original, la actual se inauguró en 1961. El Teatro Circo Coliseo Argentino data del siglo XIX, en sus inicios fue de neto corte circense, con pista de acrobacia, exhibición y actuación de animales, podía recibir hasta 2.500 personas y tenía una salida hacia la avenida Santa Fe. Hacia los primeros años del siglo XX se transformó en el principal teatro lírico de la ciudad, con la presentación de famosos cantantes italianos. Allí en 1920, precisamente el 27 de agosto se lo ha consagrado como el Día Mundial de la Radio, con la realización desde la terraza, de la primera transmisión radiofónica de la historia musical argentina, Enrique Susini organizó la transmisión con la presentación de la obra Parsifal de Richard Wagner.

Hacia 1937, el gobierno de Italia compró la propiedad, con el objeto de que se construyera en el predio la Casa de Italia, se determinó la demolición y consecuentemente la defunción del histórico edificio. El proyecto de una nueva construcción preveía las oficinas del consulado italiano, sociedades culturales y una nueva sala de presentación artística. Luego de varias demoras en la construcción por las consecuencias de la Segunda Guerra, se inauguró en 1961.

El Pabellón Argentino
Arenales entre Maipú y Florida

La ubicación ya no existe porque allí se realizó la ampliación de la Plaza San Martín, pero si existió el palacio desmontable denominado Pabellón Argentino, construido para la Exposición Universal de París de 1889, la importancia histórica del evento la dio la presentación de la Torre Eiffel, también planificada y construida como desmontable, que es desde ese momento, el ícono más representativo de la ciudad en todo el mundo.

El colmo del absurdo para nuestro Pabellón Argentino, fue cuando en 2009 la legislatura porteña lo declaró bien cultural de la ciudad, cuando había sido desmontado en 1933.

Inaugurado en la exposición universal el 25 de mayo de 1889 y diseñado por el arquitecto francés Albert Ballú, nuestro pabellón fue uno de las de más admirados, contaba de tres mil metros cuadrados, presentaba un palacio con cúpulas totalmente en hierro, vidrios y detalles de increíble factura, elementos patrios y diferentes figuras simbolizaban el progreso argentino, solamente se conservó una escultura de cuatro, que se encuentra emplazada en la Escuela Técnica Raggio, el resto fue rematado, destruido y hasta hace pocos años las últimas partes se ofrecían a la venta a través de internet.

La paradoja es que tanto la Torre Eiffel como el Pabellón Argentino, se asomaron a los ojos del mundo aquel 1889, la primera con su destino de símbolo ciudadano en la memoria colectiva de la gente, la segunda determinada al olvido y la desidia.

El Royal Hotel y Teatro Odeón
Corrientes y Esmeralda

Emilio Bieckert fue un empresario alemán, fundador de la cervecería Bieckert, en 1891 y donde antes había existido el Teatro Edén, desarrolló el que sería uno de los mejores teatros de la ciudad: el Odeón. Proyectado por otro alemán, el arquitecto Ferdinand Moog, el edificio de fuerte influencia italiana adornado con pináculos góticos, tenía capacidad para recibir hasta 800 espectadores.

Un complejo para la época, ya que no solamente estaba pensado para teatro, incorporaba al Royal Hotel, emplazado en la parte superior y en la esquina se instaló el restaurante Royal Keller. Fueron demolidos en 1991, el Teatro Odeón había sido declarado Monumento Histórico Nacional en 1985 por su importancia cultural y arquitectónica, sin embargo, en 1991, el intendente Carlos Grosso revocó la protección y autorizó su demolición.

Teatro Marconi
Rivadavia 2330, esquina Pichincha

Inaugurado en 1903, es una obra del arquitecto italiano Giovanni Arnaldi y fue demolido en 1967. Conocido como el Colón del oeste o el teatro de los italianos pobres, ubicado en pleno barrio de Balvanera. Su antecedente artístico fue el Teatro Doria, una especie de galpón, con capacidad para 450 personas, desaparecido para dar lugar al naciente Marconi, fue un verdadero teatro popular, de barrio para presenciar óperas, operetas y zarzuelas, fuera del circuito teatral, su público pertenecía a la comunidad que habitaba el barrio y que no solía frecuentar a otros eventos culturales de la época.

Teatro Variedades
Lima 615

En la antigua numeración de las calles de la ciudad, la ubicación donde estaba el teatro pertenecía al barrio de Constitución, comprendía el lote de la pequeña manzana rodeada por las calles Salta, Avenida Garay y el pasaje Ciudadela. En la actual numeración, Lima 615 pertenece al barrio de Monserrat, a casi diez cuadras del domicilio original.

La construcción del teatro fue encargada por la señora Ana Irazusta de Santamarina y el arquitecto fue el alemán Karl Nordmann y se inauguró el 11 de mayo de 1909. Fue una de varias obras que llevó a cabo su marido, el hacendado Ramón Santamarina. Los cambios culturales, la renovación urbanística y la expansión demográfica hizo que en 1961 desapareciera el Teatro Variedades y fuera reemplazado por una torre de departamentos de dudoso estilo.

Fuentes:

Alejandro Machado, es periodista e investigador de la desaparición de magníficas construcciones, que le dieron entidad a la ciudad de Buenos Aires entre los siglos XIX y XX. Dirige el blog La tragedia del patrimonio porteño. Estudioso de los numerosos edificios que no se cuidaron pese a estar protegidos, por falta de políticas claras y de una legislación que bien podría asimilarse a las existentes en Roma, París o Londres de conciencia y protección del patrimonio arquitectónico.

Roberto Bonifacio es arquitecto, profesor de Posgrado en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, integrante de la Subcomisión de Patrimonio de la Sociedad Central de Arquitectos y autor de los libros Buenos Aires demolida, La forma cambiante: Transformaciones y diseño en colaboración con Pablo Maggiani y Esquinas de Buenos Aires.